Creo que todos los europeos creen que nuestro continente debe tener una posición fuerte en el orden mundial. Pero no tenemos esa posición (ya) y tampoco nos comportamos así. Siempre miramos a los estadounidenses, a quienes preferimos que defiendan nuestros intereses (militares). También miramos con admiración, pero quizá también con ansiedad, a países emergentes como China. En resumen, nos comportamos de forma bastante pasiva. Nos sentimos más bien pequeños. ¿Es eso cierto?
Tomemos como ejemplo los Estados Unidos de América. Lo consideramos un país grande y fuerte. Pero si nos fijamos en las cifras demográficas, ese pensamiento es sólo muy relativo. Estados Unidos tiene unos 325 millones de habitantes. Compárelo con la UE-28, que tiene más de 510 millones de habitantes. ¿Quién es grande y quién pequeño?
Y si se compara el tamaño de los estados americanos, por un lado, y el de los países de la UE, por otro, se observa que el mayor estado americano, California (40 millones de hab.), tiene la mitad de tamaño que Alemania (80 millones de hab.).
Francia, el Reino Unido, Italia y España también tienen más habitantes que el mayor estado americano. Podemos deducir de esto que Estados Unidos no es en realidad un país grande. Al menos no en términos de población, ni por el tamaño de los 50 estados.
Entonces, ¿por qué vemos a Estados Unidos como un país fuerte? Sencillamente, porque funciona como un solo país gracias a la forma de gobierno federal. Las decisiones sobre una lista exhaustiva de cuestiones políticas y sociales importantes se toman en Washington DC, sin interferencia de los 50 estados. Estos 50 estados -que tienen su propio parlamento, gobierno y poder judicial- son autónomos y soberanos para todos los demás asuntos.
Y nosotros, en Europa, tenemos una Unión Europea que funciona sobre la base de un sistema de administración intergubernamental. Es decir, es la suma de 28 países. Las cuestiones que exigen una respuesta europea son respondidas después de muchas molestias por 28 Jefes de Gobierno, cada uno con su propio interés nacional que prevalece sobre el interés europeo. De este modo, la UE organiza su propia impotencia. Y así, Estados Unidos es fuerte y la UE ocupa una posición marginal a nivel mundial.
Si aceptamos esta posición, entonces está bien. Si queremos desempeñar un papel importante, sólo hay una respuesta: los Estados Unidos de Europa.